En los cinco años que lleva a cargo del Estado de México, el gobernador Eruviel Ávila Villegas, no ha emprendido las medidas necesarias para garantizar a los mexiquenses seguridad, derecho a la salud, una economía estable, calidad educativa y respeto a los derechos humanos, por mencionar algunos compromisos incumplidos de su gobierno que “logra y trabaja en grande”.
A casi dos meses de que se vaya el priista Eruviel Ávila Villegas, deja una entidad sumida en la pobreza, la inseguridad, y desempleo, mientras él y sus colaboradores han amasado fortunas inexplicables como la del Secretario General de Gobierno José Manzur y la de Erasto Morales.
Su gobierno ha estado marcado por varios focos rojos en el Estado de México, cuatro de ellos de suma importancia: las grabaciones que revelaron actos de corrupción por parte de altos funcionarios del Gobierno mexiquense para favorecer a la empresa española OHL (Obrascon Huarte Lain); el encarcelamiento de Ildefonso Zamora Baldomero, activista defensor del Gran Bosque de Agua; el aumento de la pobreza y el repunte de la inseguridad, que coloca a la entidad como la primera más violenta del país y a Ecatepec, el municipio donde nació y fue Presidente Municipal el propio Eruviel Ávila, como el quinto más peligroso del país.
Ávila Villegas no ha perdido ninguna de las elecciones en las que ha contendido: dos veces ocupó la Alcaldía de Ecatepec, una diputación local y, lo que era evidente, más por herencia que por buena gestión, la gubernatura. Ahora, a dos meses de concluir su administración, el mexiquense también se apunta para ser el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), gracias a la popularidad que presume, su amistad con el Presidente Enrique Peña Nieto y la escasa fuerza de los candidatos que podrían emerger del gabinete presidencial.
El Estado de México suma más dos mil 377 homicidios dolosos, 50% más que en el mismo periodo del 2015, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). El dato es más alarmante cuando entre esos crímenes están las más de 263 mujeres brutalmente asesinadas, según un recuento realizado por el Observatorio Ciudadano contra la Violencia, lo que convierte a la entidad en el nuevo epicentro de los feminicidios.
La mayoría de los asesinatos cometidos en el Estado de México también están relacionados con los asaltos en el transporte público, uno de los rubros que el Gobernador más destaca en cuanto a calidad y seguridad.
MEXIQUENSES MAS POBRES.
Con Eruviel Ávila no sólo creció la inseguridad y la violencia, también el número de pobres. De 2012 a 2015, las personas en situación de pobreza en la entidad sumaban 941 mil, y en el último año la cifra incrementó un 11 por ciento, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La línea de bienestar mínimo en lo que va de 2016 alcanzó un 8.2 por ciento, mientras que en los dos primeros años de la administración de Ávila Villegas esta rebasaba el 12 por ciento.
Un análisis del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC) en 2015, alertó que uno de cada dos mexiquenses es pobre, mientras que tres de cada 10 sufren algún tipo de vulnerabilidad, ya sea por ingreso o por carencia social. A nivel nacional, cuatro de cada 10 mexicanos son pobres y tres de cada 10 son vulnerables.
El tema de la represión a movimientos que se oponen a proyectos inmobiliarios, carreteras o plazas comerciales, fue constante en el Gobierno de Eruviel Ávila. De acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero (CDHZL), en lo que va de su gestión, la entidad mexiquense ha registrado poco más de 150 agresiones, desde amenazas hasta encarcelamientos y homicidios, en contra de defensores de derechos humanos.
Desde 2007, habitantes de la comunidad de San Francisco Xochicuautla, en el municipio de Lerma, han mantenido su postura en contra de la construcción de la autopista privada Naucalpan-Toluca, cuyo trazo afectaría no sólo sus tierras sino sus lugares sagrados, pues se trata de una comunidad otomí.
No conforme con estas graves violaciones a derechos humanos, el Gobernador mexiquense que ya se va, promovió la Ley Atenco, en la que se advertía que, en caso de que sea “excepcional, estrictamente necesario e inevitable, para proteger la vida de las personas y la del elemento de seguridad”, las fuerzas del orden podrían hacer uso de armas letales. Meses después, tras la polémica que él pensó que no generaría, Eruviel Ávila solicitó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarar una acción de inconstitucionalidad en contra de su ley.
Como buen aspirante presidencial, Ávila Villegas ha asegurado que su atención no está centrada en el “gallo” que elija el PRI para 2018 sino en cumplir con su responsabilidad, limitada hasta ahora a promover su imagen y otorgar contratos a constructoras. El Gobernador, que en cada ocasión que tiene recuerda su oficio de vidriero, ya tiene los ojos puestos en la Presidencia de la República, mientras que su estado sufre los estragos de las administraciones priistas y la fractura que él mismo está dejando.
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